Arrancamos!

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Las hermanas Olga y Leticia Cossettini


        Viendo el documental “La escuela de la Señorita Olga” se puede acceder a una buena cantidad de información (a través de los testimonios de sus exalumnos, de Leticia y de Olga Cossettini, los cuadernos de estos y un registro audiovisual) sobre la experiencia pedagógica que encabezaron las hermanas Leticia y Olga Cossettini entre los años 1935 a 1950 en Rosario. Cuando la señorita Olga llega a la escuela Dr. Carrasco (la nombran directora) su primer objetivo fue que los maestros de la escuela entendieran sus ideas sobre la educación, fueran sensibles a estos conceptos que Olga Cossetini intentaba aplicar en su experiencia en la escuela. Este proceso fue lento pero enriquecedor. En el testimonio de una ex_alumna: ‘’De una disciplina rígida, dirigida, pasamos a una autodisciplina, nacida del interior del niño hacia afuera”
         En palabras de su hermana Leticia: “ Los planes eran los del estado, pero vivificados”. La escuela incluia variadas experiencias creativas, había conciertos, donde cada chico llevaba su silla y se sentaba ansioso a esperar que empiece la música.  Desde que el niño comenzaba a escuela se le daban acuarelas y a partir de la mancha elemental los dibujos iban adquiriendo un sentido. Con el tiempo los medios expresivos de los chicos se iban enriqueciendo. Las observaciones sobre la flora, la fauna, los suelos, los mapas e incluso los personajes del barrio eran dibujados de diferentes maneras ya que respondían a una forma distinta de mirar, según cada individualidad de cada chico.


Niñas cantando y bailando en la escuela de la Señorita Olga
        No había una clase de plástica o dibujo sino que el arte estaba presente en el vivir cotidiano, porque la sensibilidad estaba en el vivir cotidiano. En las clases de teatro los chicos inventaban juegos rítmicos y representaban obras imprescindibles como “La zapatera prodigiosa”, de García Lorca. Existía una relación solidaria de la escuela con su entorno, con el pueblo, con la gente. La escuela organizaba misiones culturales en donde los chicos llevaban al barrio actividades que interesaran a sectores de la sociedad que no podrían acceder a estas de otra forma. Los exalumnos tienen grabadas en su memoria las incontables experiencias educativas que les generó la escuela, dentro de las cuales estaban las visitas ilustres de artistas. En una ocasión se invita a Gabriela Mistral para que los chicos la conozcan, en otra a Juan Ramón Gimenez (autor de “Platero y yo”, libro que los chicos disfrutaron mucho de leer), en otra a Javier Villafañe (titiritero, en honor del cuál los chicos representaron “Platero y yo” en el teatro de títeres que armaron en la escuela), etc.
Niños en el centro estudiantil cooperativo de la Escuela Carrasco

      Muchas de las experiencias revolucionarias que tenía esta escuela a diferencia de los modelos estándares de educación tradicional, surgían de forma espontánea, por el propio interés de alumnos y docentes. Cuando Leticia está dando las primeras clases en la escuela que dirige su hermana se encuentra con un grupo de chicos bastante inquieto que requiere gran cantidad de estímulos. Leticia da clases afuera, en el pasto, tomando sol o bajo los árboles. En una ocasión en que los chicos le piden un cuento ella relata uno clásico que recuerda, donde la protagonista debe hilar una gran cantidad de lino para terminar con su maleficio y unos pájaros que hablan hilan todo el lino para rescatarla. Al terminar el relato la señorita pregunta si alguno sabe imitar el canto de los pájaros a lo que algunos intrépidos responden que si. De esa forma tan esponánea surge la creación del coro de pájaros en la escuela, donde había chicos que imitaban palomas, calandrias, horneros y gorriones entre otros.
      La experiencia de la llamada “escuela serena” termina por decreto: Olga Cossettini es destituida de su cargo de directora, las razones son políticas. Los chicos sufren muchísimo la pérdida de Olga e incluso los maestros hacen una huelga, ya no quieren dar clases sin ella. El alejamiento de Olga de la escuela es violentamente radical, las autoridades tapian con maderas la puerta que conducían de la casa de Olga hacia la escuela (en el piso de abajo). Resulta muy triste el final abrupto pero los testimonios de las personas que pasaron por esa escuela dejan claro que la experiencia pedagógica que les proporcionaron las hermanas Cossettini fue única, y les dio una base que los preparó para todas las experiencias posteriores en su vida.





Niños trabajando en la huerta



Les dejamos el link con el documental de 'La escuela de la señorita Olga' 


 

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