“La
Máquina de los sueños” se encuentra en el barrio San Carlos,
antiguamente barrio Islas Malvinas, en la calle 148 entre 35 y 36, en
la periferia de la ciudad de La Plata. Es una organización sin fines
de lucro que, tal como expresa su presidenta actual, tiene como
objetivo principal lograr un nivel socio-cultural en lo
educativo-cultural de los chicos del barrio San Carlos, basándose en
los parámetros de la sociedad argentina. Es decir, que no sólo
intentan asegurar que los chicos del barrio asistan a la escuela y
accedan a estudios terciarios o universitarios, sino que también
piensan este acceso a la educación como una herramienta que les
facilitará la integración y el progreso social.
Desde
el año 1998 existe el programa de “padrinos escolares”, los
cuales envían una determinada cantidad de dinero para un niño, el
cual es elegido por la asociación. De esta forma se solventan los
gastos de educación que tenga el niño. Esta asociación contiene su
“gemela” en Italia, con la cual mantienen una relación muy
cercana ya que la mayoría de los padrinos escolares son italianos.
Los
fondos para poder mantener la ONG en funcionamiento los consiguen
mediante rifas, cenas, conciertos, cuotas de socios y venta de
productos. En el año 2005 empieza a funcionar una sala de tres años
de jardín turno tarde, más adelante la salita de cuatro y a
continuación la salita de cinco, para que los alumnos puedan
terminar todo el nivel inicial en la misma institución.
Desde
entonces hasta la actualidad han funcionado distintos talleres,
programas como el plan fines y el “yo si puedo” y se han logrado
convenios con algunas facultades, como por ejemplo con la de trabajo
social para que los alumnos de primer y segundo año puedan realizar
sus prácticas y la de derecho formando una consultoría jurídica
gratuita a disposición de los vecinos del barrio.
En
un principio su actividad estaba dirigida a los niños del jardín de
infantes “Josefina Bakitha” donde dictaban talleres de apoyo
escolar, plástica e inglés. A través de esa experiencia
comprendieron que en el barrio existían otras necesidades que iban
más allá de la educación de los niños, por ejemplo que los mismos
pasaban hambre durante el fin de semana, que los padres eran
analfabetos, entre otras. Fueron ampliando los talleres con el fin de
satisfacer las necesidades del barrio. Sin embargo, veo que algunas
necesidades son construidas como tales desde las mismas organizadoras
en base a su propia concepción de estilo de vida.
Su
definición de educación es mucho más amplia, no se limita sólo a
la incorporación de conocimiento escolar sino que también quieren
transmitir valores morales y hábitos en los niños.
“Nosotros
nos basamos en los valores más elevados del espíritu, que es lo que
tratamos de fomentar, la solidaridad, la participación, la
colaboración, el amor al prójimo”
(Graciela Cavalieri)
Como
puede observarse en el testimonio anterior, para ellas es tarea
fundamental poder transmitir buenos valores a los niños en edad
escolar. Los buenos valores se basan en sus propias costumbres y
educación, el sentido de la responsabilidad, el trabajo y la
preocupación por el cuidado de la familia se convierten en los
principales valores que, además de la solidaridad y colaboración,
intentan fomentar.
Otra
característica que se ve muy claramente al interactuar con ellas es
la de querer integrar a estos chicos a la sociedad, enseñándoles
cómo deben comportarse, y que actitudes son las correctas. En
palabras de Carli en Niñez, pedagogía y política lo que hacen es
homogeneizar a los niños a través de la educación, intentan
resolver los problemas de las crianzas erradas a través de la
transmisión de la cultura letrada.
De
este modo implementan su deber ser y dejan de lado las costumbres
propias de dicho barrio, es decir entienden a esta clase social como
una clase social carente de costumbres apropiadas, de hábitos sanos,
“tienen
lo que pueden, lo que les toca” (Alicia,
integrante de la fundación). Quieren operar sobre este barrio a
través de la propia visión y conciencia de la clase media dejando
de lado las costumbres propias del mismo.
En
los principios de la educación las escuelas se dedicaban a “educar”
a las clases bajas, conformadas por nativos e inmigrantes, con el fin
de civilizar,
regenerar, disciplinar,
a una población que se considera desajustada en comparación al
ideal de sociedad de la época. Es así como la educación moral se
convierte en un objetivo prioritario de la práctica pedagógica y
constituye la base de la escuela normal. Se toma a la mujer como el
mejor referente para la educación resaltando ciertas cualidades
consideradas naturales y acordes con la tarea de enseñar. Éstas
eran la idea de nobles sentimientos, de ternura, de contención
maternal y de seguridad emocional. De esta manera las políticas
educativas construían a las docentes como educadoras antes que
instructoras.
A
las mujeres de la asociación, en su formación docente, les
inculcaron todas estas características antes nombradas, como también
se les enseño que el ser docente debía ser una vocación, debían
sentir que lo que estaban haciendo era una misión por el bien del
otro, que debían no solo encargarse de la parte formal sino que
debían disciplinar a los alumnos e inculcarles determinados valores
y hábitos para que luego puedan enfrentarse a la realidad.
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